martes, 17 de enero de 2012

De berridos que siguen dando fama y colas que “colapsaron”

Abordaremos enseguida otros temas. Abandonamos los aullidos (caricatura)que parecen cantos para retomar enseguida esas bolas de silicona que bajo la piel gustan de hacer las veces de preciosas nalgas.

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UNA PREGUNTA IMPORTANTE. La cola más mirada y admirada de Colombia, la de la bella presentadora Jessica Cediel, se vio precisada en el 2011 a entrar en caída rápida por mala cirugía. ¡Al parecer, Jessica sufrió así pérdida total! ¿Podrá Ella seguir haciendo lo que venía haciendo?  Que lo siga llevando a cabo es lo que más queremos en el mundo.

Nos damos cuenta, sin embargo, que después de su caída nalgar la Cediel ha quedado con la misma inteligencia pero con escasa “cola”, y que ambos hechos constituyen de por sí una gigantesca desventaja en el competitivo mundo de la farándula nacional. Nos corresponde entonces preguntar: en lugar de la cola, ¿cuál de las tantas partes bellas que Jessica posee será la pieza fundamental sobre la cual ella siga sosteniendo la magnífica carrera que traía?
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UN EXTRAORDINARIO ESFUERZO INTELECTUAL. El coeficiente intelectual mide la inteligencia humana. Contra lo que muchos creen, esta es una medida que también se puede aplicar a las reinas de belleza y a las presentadoras de televisión y radio. Y viene esto a cuento porque  científicos de los más serios sostienen que este coeficiente cambia con la edad. Es probable que llegaran a esa conclusión después de examinar a algunas de esas reinas y de esas presentadoras nuestras.
En efecto, la vida de estas fugaces estrellas es un constante y mayúsculo esfuerzo por elevar aquel coeficiente. Sorprendentemente lo logran. Y por eso el esfuerzo que despliegan es digno de estimación. Corregimos: digno de la más alta y merecida admiración, por cuanto ellas, tratándose de este coeficiente, casi siempre parten de cero.

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LOS GLOBALIZADOS. El cojo ya no es El Cojito. Ni el mudo, El Mudito. Ni el ciego, El Cieguito. Almas buenas y caritativas consideran que llamarlos así es irrespetar gravemente su dignidad. Impusieron entonces la obligación  de llamar a los discapacitados como “personas en condición de discapacidad”.

Lo curioso es que ya hay grupos humanos que están haciendo cola para hacer su ingreso a la nueva moda. Los negros, por ejemplo. Pronto no podrán ser llamados negros sin que ellos se sientan profundamente ofendidos. En cambio habrá que decirles “personas en condición de negritud”; o si se prefiere, “de chocuanidad”.
Los colombianos también. Si nos apuramos,  muy pronto llegará el día en que nadie podrá decirnos colombianos, sino “personas en condición de colombianidad”.  Vaya, vaya;  esto sí que es respeto humano en progreso.

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UNA CAMPAÑA SUPERNECESARIA. Sí, que se acaben las corridas de toros. Es preciso defender la vida de esos indefensos animalitos. Sobre todo de los que hacen de toreros.

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