miércoles, 30 de noviembre de 2011

Mark Twain: gracias por la risa

“La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa”, “Nunca permití que la escuela interfiriera en mi educación”, “Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”, “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido, que abrirla y disipar la duda”: el escritor y humorista que soltó para la eternidad estas y otras frases  de igual calibre irónico fue el estadounidense  Mark Twain, que nació un 30 de noviembre, hace precisamente 176 años. Así disipe la duda sobre mi estupidez, voy a abrir la boca para decir: “Gracias, Mark, porque con el regalo de su vida y de sus obras nos dejó también la delicia de leerlo y recordarlo”.  

jueves, 24 de noviembre de 2011

Contra la inseguridad, no hay como el optimismo presidencial

Es de ver el trato irreverente que la inseguridad viene dando desde hace años a los buenos y pacientes habitantes de Bogotá.

 En pago, estos aprovechan toda oportunidad para hablar mal de ella, para desacreditarla, denunciarla y enfrentarla con sus más encarnizados y letales enemigos: los policías.

Los bogotanos no pueden seguir siendo parte de esta contienda feroz: es preciso que comiencen a combatir la inseguridad con estrategias más inteligentemente diseñadas.

Sí, a combatirla con estrategias más eficaces. Como, por ejemplo, superar esa actitud negativa hacia el robo y el atraco, y en su lugar empezar a cultivar una visión optimista de la  justicia distributiva que la delincuencia viene imponiendo en la ciudad.

Con algo más de optimismo en sus retinas, los bogotanos dejarían de considerar como atracos, fleteos, raponazos, asaltos y robos a hechos que no son más que medios de adquirir en forma directa y a precios bajos bienes que son incomprables en el comercio regular

Si de lo que se trata es de disminuir a cero los terribles efectos de la inseguridad, no hay duda que el método descrito es el más inteligente y audaz de lograrlo.

En resumen, para derrotar la inseguridad lo que la Capital necesita, no es que llenen sus calles de policías, o que las desocupen de cacos, sino bogotanos con una visión menos negativa del quehacer diario de la delincuencia.

Precisamente, bogotanos armados con ese género de optimismo que en todo tiempo y lugar irradia el presidente Santos, y del que está haciendo gala en Londres.

En efecto, ante ingleses maravillados y boquiabertos afirmó que “Caminar por Bogotá es más seguro que en ciudades como Washington o Atlanta".

El optimismo presidencial, si bien no bajó de inmediato los índices de inseguridad, sí le causó un daño irreparable al esfuerzo que venía desplegando la delincuencia nacional por convertir a Bogotá en la ciudad más insegura del mundo.

Pero basta de andar por las ramas. Hay que dar con la causa que hace que, en materia de inseguridad, Washington esté progresando más rápidamente que Bogotá.

¿Por qué es más inseguro caminar por las calles de la capital norteamericana que por las de la capital colombiana? ¿Por qué, si ambas son sede de gobierno y de congreso?

¿Es acaso porque allá hay por kilómetro cuadrado más calles que acá?

No. La capital gringa es más insegura por la única razón posible: porque allá, por cada habitante hay más políticos que acá. 

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sin la teta no hay oposición

Hay que hablar y atacar como si se estuviese peleando con la vaca, pero, eso sí, sin la menor intención de soltar la teta: ésta es la ley suprema de quienes en Colombia dicen que hacen oposición al gobierno de turno. Para la muestra, nuestra  fotocalcatura de hoy:  

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿Recuerdan a ese tipo llamado Álvaro Uribe?

Por fortuna ya son pocas las excepciones humanas que se acuerdan de Uribe Vélez. Y no es por gusto que les dé por recordarlo, sino porque no tienen algo más deprimente que hacer.
A quienes lo echaron ya al olvido hay que contarles otra vez de qué persona estamos hablando. Se trata de Uribe, aquel político antioqueño que, no solo no supo honrarla, sino que se encuentra bajo sospecha de cometer Presidencia de Colombia durante ocho larguísimos años.  

El amor desmedido a la Patria de que se ufana lo obligó a emprender un camino que a él mismo lo llenará de resonantes éxitos y a los colombianos de grandísimas y reales satisfacciones: el arduo y duro camino de las derrotas electorales.
Uribe hizo pública su entrada triunfal en el nuevo y promisorio camino de su vida con un aplastante primer logro de su propia cosecha. Ocurrió el pasado 30 de octubre, con la Alcaldía de Bogotá.

Nunca antes un político colombiano desplegó tanta inteligencia, tanta capacidad de trabajo y tanta voluntad de lucha para conseguir una derrota electoral, como las que desplegó Uribe en las últimas elecciones. Una conquista de él. Sólo de él.
Hoy se sigue hablando de los votos que le faltaron a Peñaloza como de un triunfo tan espectacular de Álvaro, que éste de orgullo bien puede sentirse bastante henchido, y los bogotanos, bastante henchidísimos.     

¿Cómo le agradeceremos a Uribe la admirable decisión de abandonar la carrera de fáciles victorias políticas que hasta ayer llevaba, para entregarse a gastar lo mejor de él en la admirable de las derrotas electorales?

La determinación que Uribe tomó, ésta de que hemos venido hablando, es tan acertada y tan necesaria para la paz y la tranquilidad de la República, que los colombianos todos no podemos menos que felicitarlo de corazón.
Y también Álvaro debe saber que en todo momento lo animaremos a que siempre sea fiel al nuevo destino que él mismo le dio a su vida, y que nuestros deseos más fervientes son porque su futuro político esté plagado de logros tan brillantes como el del pasado 30 de octubre.

Y porque sin desvío alguno convierta su transitar existencial en lo que la Patria entera quiere que al fin sea: en un verdadero “derrotero”.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Por qué a Cartagena la llaman Corralito de Piedra?

Hacer reír, hacer sonreír: nuestra razón de escribir y dibujar

Este blog se lo debemos al escritor español Juan Goytisolo. Los creadores lo parimos luego de la lectura de su artículo “Molesto, luego existo”, publicado en El País de España, y en el que soltó lo siguiente: “A mi edad la única arma defensiva de que dispongo es el humor. Cuanto más corrosivo mejor”. A nuestra edad disponemos todavía de algunas armas, pero la única que emplearemos aquí es el humor. Reímos, luego existimos. Si conseguimos hacer reír, existiremos dos veces.