A Manuel Nule
Velilla, uno de los tres famosos hermanos Nule, lo premió la justicia criolla con
14 años de prisión por el delito de peculado por apropiación y, como es usual en
estos casos, el juez lo envió a La Picota, dándole así la cárcel por cárcel.
Manuel juzga
como carente de toda justicia la decisión del juez de guardarlo y conservarlo allí.
Alega que La
Picota no ofrece las comodidades que precisa para lograr la rehabilitación que
desea alcanzar, que él necesita una atmósfera decente para encontrar de nuevo el
camino de la integración al enriquecedor mundo de la contratación estatal, y
que esta atmósfera propicia es única y debe
tener por base a su esposa y su hijo, y por sede a su propia casa.
Así que, por
medio del abogado defensor, acaba de solicitar al juez que lo saque de La
Picota y de manera ejemplar lo castigue, en cambio, con una férrea detencióndomiciliaria.
Existen
motivos serios para sostener que semejante solicitud no debió ser presentada ni
ayer, ni hoy, ni en ningún momento.
Primero: lo que en realidad se busca es que el
juez le otorgue a Manuel el matrimonio por cárcel, y bien es sabido que no
pocos presos han pedido y obtenido lo mismo, y han terminado por reconocer que
es más llevadero el castigo de La Picota, y por rogar y suplicar que los vuelvan
a recluir en ella.
Segundo: la detención
domiciliaria que pide Manuel no significa, como se cree, casa por cárcel, sino
hogar por cárcel. Si ni siquiera el matrimonio mismo lo ha hecho, ¿a quién
diablos, pese a esto, puede ocurrírsele hacer de su propio hogar una cárcel?
Y tercero y
lo más importante: si Manuel consigue del juez la detención domiciliaria y se
va para su casa, querrá esto decir que él mismo en persona se va a aprestar
para tener y proteger a un delincuente en su propio hogar.
En todo
caso, lo mejor para Manuel es que el juez continúe dándole más de aquello de lo
que hoy goza: La Picota por casa.