“¡Qué
mujer tan berraca ésta!”
“Aunque
no la conozcamos, ni tengamos noticias acerca de quién sea ella, imaginamos que
esta apasionada mujer debió en todo tiempo y lugar serle muy rica y hacerle muy
rico a aquel alegre obispo católico argentino, y por eso a una tal fuente de
ricura todas las mujeres del mundo hemos de considerarla la más grande heroína sexi-católica
de nuestro tiempo”.
Pero
¿de qué mujer estamos hablando?
De
cuál va a ser…Pues de aquella fémina que en varias fotografías publicadas por la
prensa argentina se muestra muy a gusto recibiendo, bajo el agua y también
sobre ella, los muy benditos y santificantes y sacrosantos toques y retoques de
manos de Fernando María Bargalló, el patialegre pastor de almas y hasta ayer obispo
de la diócesis Merlo-Moreno, cerca de Buenos Aires.
¿Y
quién se refiere a ella con tan generosos términos?
Pues
Florence Thomas, la eterna y aguerrida mujer del Grupo Mujer y Sociedad.
Y
quien, según se supo, a las luchas que ya tiene encima va a agregar una más: la
de darle fuerza y realidad al derecho de toda mujer bien hecha y derecha de echarle
el ojo al sacerdote o jerarca de la Iglesia católica que fuere de su íntimo agrado;
y en consecuencia el derecho de gozárselo sin tantos tapujos y tantas ropas y,
llegado el caso, también el inviolable derecho de cenárselo…
Fuentes
periodísticas de Mujer y Sociedad han informado, por otra parte, que un grupo
de mujeres muy indignadas se hallan organizando un homenaje mundial de
desagravio a la amante del obispo argentino, y que ya las redes sociales se
están esparciendo la invitación.
Con
muestras de extremada indignación, Florence lo explicó así: “Con la destitución
del obispo argentino Bargalló, la Iglesia católica, apostólica y machista ha
agraviado a todas las mujeres del mundo. ¿Castigarlo a él con la destitución? ¿Y
sólo por haberle prodigado en ciertos santos lugares algunas santas caricias a
una buena mujer? No, no hay derecho”.
“¿Y qué pretenden entonces los
mandamases de esta Iglesia: que en aquel momento las caricias no fueran para
una mujer madura sino para algún menor de edad?”, dijo Elena Pineda, una de las
organizadoras del homenaje.
“Si no se ha tenido el gustazo ése de polvitos
con mujer, ¿de qué sirve entonces a sacerdotes y obispos y cardenales ganar el
reino de los cielos?, agregó otra.
Y otra más, que no pudo callar, dijo: “¿Y
es que en el mundo y sus alrededores no hay una sola mujer que sea digna de
tomar entre sus manitas tiernas algún pipicito sacerdotal, u obispal, o
cardenalicio?”.
Como es lo habitual, a un homenaje como
éste se opone abiertamente la santísima trinidad, por medio de su representante
comercial en Colombia, la Procuraduría General de la Nación.
Le preguntamos la razón de esta
oposición a la exmodelo Amada Rosa Pérez, que es la última en caer en la nómina
de la Procuraduría por recitar muy bonito el rosario, y recitarlo varias veces
al día, y esto fue lo que nos respondió:
“Yo no sé nada de eso. De lo único que soy
consciente es de mi deseo vehemente de conservar la virginidad que me quedó de
mi pecaminoso pasado, y por eso, aquello que me quedó, que en verdad es muy
poco, lo he puesto en manos de dios y de Alejandro Ordóñez. Y debo decirlo:
¡qué manos!”.
No hay duda que este homenaje se llevará
a cabo. Es más: empieza ya a asomar la decisión de hacerlo tanto de desagravio,
según se dijo antes, como de gratitud inmensa.
Sí: gratitud a la mujer del obispo
argentino y a todas las mujeres que hoy son amantes de sacerdotes y obispos, y
que, por serlo, se ven sumidas en una tenebrosa oscuridad.
¿Y por qué gratitud a ellas?
Por varias razones. Pero por esta en
especial: porque gracias a que estas mujeres, en vez de entregarse al Señor,
andan entregándose al señor cura y al señor obispo, y porque de esta manera, y
desviando los apetitos carnales de curas y obispos hacia ellas, están evitando que
muchos menores de edad sean bendecidos con la divina gracia del abuso sexual
sacerdotal.