La popular
red social soportó el breve y audaz ataque guerrillero el pasado 5 de
septiembre, mientras el gobierno de Santos anunciaba que el negocio de la paz con
las FARC ya empezaba a producir algunas utilidades.
El primero
en dar explicaciones sobre el rapto fue Timochenko. “Esta toma, en la que
evitamos usar nuestra reconocida capacidad para echar tiros y producir muertos,
debe considerarse como una muestra más de lo quebrantable que es y en el futuro
llegará a ser nuestra voluntad de paz”, declaró el jefe guerrillero.
A su vez, y luego
de enterarse del inaudito ataque, miles de tuiteros soltaron una cascada de
“trinos” denunciando la inseguridad que reinaba en la red y exigiendo la
liberación inmediata de la cuenta que había sido tomada como rehén.
Pero otros tuiteros,
que vieron que la secuestrada era un espacio que precisamente nadie había
querido ocupar y que se encontraba vacío, sostuvieron, por el contrario, que
“hacen bien las FARC en quedarse con él y darle el uso que a bien tengan”.
Por su
parte, y para restaurar la tranquilidad de los usuarios, los directivos de
Twitter le dieron poca importancia a esta modalidad de secuestro hasta entonces
desconocida.
Se cree, sin
embargo, que ellos, los directivos, están haciendo lo imposible por liberar a la
cuenta, y que para rescatarla decidieron no aventurar otra Operación Jaque, sino
pedir en cambio a Santos una participación mayoritaria en el reciente negocio
de la paz.
“Esperamos,
mientras tanto, que la cuenta sepa resistirse a aceptar y disparar armas y a
formar parte, como combatiente, de las filas de la guerrilla”, manifestaron finalmente
los directivos de Twitter.
Del lado de
esa antigüedad revolucionaria que son las FARC se conoció que el plan se fraguó
en enero del 2012, y que, como el objetivo no era simplemente abrir una cuenta,
como cualquier ciudadano no combatiente lo haría, sino llevar a cabo una toma ruidosa,
vistosa y en grande, al mejor estilo FARC, el plan fue concebido más para hacer
difícil la operación que para facilitarla.
Así que el
comandante del frente 16 ordenó a alias Machuca que se desplazara hacia la sede
de Twitter, que abriera una cuenta y que por medio de ella se infiltrase en la
red.
En ese
momento comenzaron las arduas labores de inteligencia.
Alias
Machuca había recibido instrucciones precisas. Debía orientar al estado mayor con
el envío diario de información sobre la necesidad de bombas y balas, y sobre la
posibilidad de muertes, heridos y secuestros. Y la envió, en efecto.
El estado
mayor de las FARC entró en frustración luego de realizar un análisis serio y
profundo de la información que recibió.
No salía de
su asombro la cúpula de las FARC. “¡¿Qué clase de toma es ésta que no incluye
ni bombas, ni disparos, ni muertos, ni heridos, ni soldados secuestrados, ni
instalaciones militares destruidas?!”, se preguntaban sus miembros.
Así las
cosas, a punto estuvieron de cancelar la operación. Pero, aunque vieron que la
toma de Twitter no iba a estar a la altura de las que hasta entonces habían
hecho y con las cuales habían cobrado tanta fama y profesionalismo, decidieron
dar el siguiente paso.
Que fue
ordenar a Timochenko que se movilizara y secuestrara la cuenta.
Lo hizo: la
secuestró y se la llevó a las montañas de Colombia. Y allí, tras ocuparla, lapuso en seguida al servicio de la guerra y no de la paz.
Y en esto,
en esto de hacer la guerra y no la paz, Timochenko llega a Twitter a unirse a
Álvaro Uribe.
¡Tal para
cual!