Por: BURLABURLANDO
PRENSA
BOGOTÁ. El
presidente Santos le dio esta mañana a Andrés Felipe Arias, alias Uribito, la
orden indelegable y terminante de infiltrarse a como diera lugar en las filas
de las Farc.
La Casa de
Nariño divulgó en un breve comunicado de prensa los motivos de la decisión
presidencial, y la misión supersecreta que Arias ha de llevar a cabo de manera inmediata
y sobre todo anónima.
En la
presidencia empezó a sonar Arias cuando allí lo oyeron gemir por radio que “Me
va tocar decir que milito en las Farc para ver si me va mejor y si me respetan
así los derechos”.
“Un hombre que
habla así merece la impunidad completa, y este gobierno, que es un gobierno de
derechos, ha de emprender lo que sea para darle a él la inmunidad total, y
media más”, exclamó un conmovido Santos.
Arias cobró
fuerza cuando hallaron en su hoja de vida indicios de haber sido siempre un
ciudadano y un profesional de extraordinarios servicios a la patria.
“Un hombre
como Andrés Felipe, que gracias a Agro Ingreso Seguro y a la Fiscalía hoy le
está prestando a Colombia el servicio invaluable de reclusión propia e involuntaria
en la Escuela de Caballería del Ejército, no es cualquier hombre: es el hombre
que estamos necesitando”, volvió a razonar el presidente.
También
había que venderle el nombre de Arias al Consejo de Ministros.
Santos lo
consiguió con un argumento invencible: Andrés Felipe lleva con orgullo el alias
de Uribito, que es un alias que a él le sienta muy bien y gracias al cual todas
las puertas se le abren sin pereza. Si este alias fue capaz de abrirle las de
la cárcel, ¿cómo no va a abrirle las de las Farc?
Y fue el
elegido después que los altos consejeros de la Casa de Nariño aportaran el
elevadísimo consejo siguiente: “El anonimato de Arias está asegurado, señor
presidente, gracias a que es un político que hace rato forma parte del fácil
olvido colombiano”, susurraron al oído de Santos.
La
infiltración de Andrés Felipe no figuró en el primer plan estratégico de Santos.
Lo que entonces mandó fue que se le nombrara agregado agrícola y financiero de
la embajada de Colombia ante las Farc.
No se firmó el
nombramiento porque los servicios de inteligencia de la Cancillería detectaron a
tiempo que esa embajada aún no funciona, y la Ministra advirtió que solo se
abrirá cuando los dos estados, el colombiano y el de las Farc, acuerden las
paces.
La misión
ultrasecreta de Arias, si él decide aceptarla, es alcanzar desde adentro la
destrucción última de las Farc.
“Lo
conseguirá sin duda alguna, pues Andrés Felipe constituye el arma de
destrucción de instituciones y organizaciones más letal que heredamos del
gobierno anterior”, concluyó un optimista Santos.
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