martes, 23 de octubre de 2012

Aplican riguroso control de ancianidad al joven José Antonio Chíquiza



En esta inefable Locombia, cuando hay que estirar la pata, se estira por lo común no cuando toca, sino mucho tiempo antes.

En otras palabras, la mayoría de los colombianos estamos condenados a  estiramiento de pata por adelantado, por cuenta  en muchos casos de la guerrilla, en otros de la delincuencia, y casi siempre de alguna de nuestras EPS.

Que fue lo que por desgracia le sucedió en estos días a don José Antonio Chíquiza: que cierta EPS, por intermedio de su “sistema”, le dio de baja sin que él hubiera alcanzado la edad para ello.

Es cierto que don José cometió en todo esto ciertas equivocaciones. Fueron sin embargo equivocaciones que, aunque leves, le resultaron algo mortales

Por eso vale la pena examinarlas.

Presentarse a consulta médica a cualquiera de nuestras EPS es cometer apenas medio error. Pero hacer lo que hizo don José, que fue presentarse teniendo 57 años de edad, que era la que en ese momento tenía, sí que fue un garrafal y completo error.

Porque a esa edad todas las EPS empiezan a considerar, a quien la tiene, sospechoso de padecer la terrible, larga  y costosa –para ellos- enfermedad de la vejez.

Y a quien la padece, lo someten sin miramiento alguno a lo que se puede llamar un riguroso y muy preventivo control de ancianidad.

Que fue el que le aplicaron a rajatabla a don José.

Y con una formula muy sencilla: no apareció en el “sistema”.

Sí: el bendito “sistema” de la EPS había dado de baja a don José con la debida antelación. Y él, sin saber que de esa manera ya había fallecido, salió de casa y se apresuró a llegar a tiempo a la consulta médica.

Se ha de entender que en el estado de desaparición en que, por decisión del “sistema”, se hallaba don José, la EPS ya no podía hacer nada por él, como nada hizo en efecto.

Y que a éste, en el estado en que se encontraba, le quedaba sólo una salida, que es la que al cabo tomó, y fue dar la orden que lo enterraran.  

Mas don José, no contento con el primero, cometió un segundo error, que fue darse el lujo de padecer una enfermedad que hoy muy pocas EPS se dan el gusto de tratar: sus riñones entraron en cese definitivo de funciones.

Todo esto fue demasiado, claro está, para la EPS que le tocó en suerte a don José.

Puesto, pues, entre los riñones en falla y la edad en aumento, el “sistema” de la EPS Unicajas-Comfacundi determinó que el camino que había que seguir era primero curar el mal de la edad y luego el mal de riñones.

Y así se hizo, y de manera que, tal como las cosas ocurrieron, la curación no pudo ser más rápida y perfecta.

Porque, como toda Colombia hoy bien lo sabe, don José Antonio Chíquiza salió de aquella EPS como el “sistema”, y no la medicina, decidió que debía salir: con los riñones fallando, pero, eso sí, bien curado de la edad…y sin vida.

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