En esta
inefable Locombia, cuando hay que estirar la pata, se estira por lo común no
cuando toca, sino mucho tiempo antes.
En otras
palabras, la mayoría de los colombianos estamos condenados a estiramiento de pata por adelantado, por
cuenta en muchos casos de la guerrilla, en
otros de la delincuencia, y casi siempre de alguna de nuestras EPS.
Que fue lo
que por desgracia le sucedió en estos días a don José Antonio Chíquiza: que
cierta EPS, por intermedio de su “sistema”, le dio de baja sin que él hubiera
alcanzado la edad para ello.
Es cierto
que don José cometió en todo esto ciertas equivocaciones. Fueron sin embargo equivocaciones
que, aunque leves, le resultaron algo mortales
Por eso vale
la pena examinarlas.
Presentarse
a consulta médica a cualquiera de nuestras EPS es cometer apenas medio error.
Pero hacer lo que hizo don José, que fue presentarse teniendo 57 años de edad,
que era la que en ese momento tenía, sí que fue un garrafal y completo error.
Porque a esa
edad todas las EPS empiezan a considerar, a quien la tiene, sospechoso de
padecer la terrible, larga y costosa
–para ellos- enfermedad de la vejez.
Y a quien la
padece, lo someten sin miramiento alguno a lo que se puede llamar un riguroso y
muy preventivo control de ancianidad.
Que fue el
que le aplicaron a rajatabla a don José.
Y con una
formula muy sencilla: no apareció en el “sistema”.
Sí: el
bendito “sistema” de la EPS había dado de baja a don José con la debida antelación.
Y él, sin saber que de esa manera ya había fallecido, salió de casa y se
apresuró a llegar a tiempo a la consulta médica.
Se ha de
entender que en el estado de desaparición en que, por decisión del “sistema”,
se hallaba don José, la EPS ya no podía hacer nada por él, como nada hizo en
efecto.
Y que a éste,
en el estado en que se encontraba, le quedaba sólo una salida, que es la que al
cabo tomó, y fue dar la orden que lo enterraran.
Mas don José,
no contento con el primero, cometió un segundo error, que fue darse el lujo de
padecer una enfermedad que hoy muy pocas EPS se dan el gusto de tratar: sus
riñones entraron en cese definitivo de funciones.
Todo esto
fue demasiado, claro está, para la EPS que le tocó en suerte a don José.
Puesto,
pues, entre los riñones en falla y la edad en aumento, el “sistema” de la EPS Unicajas-Comfacundi
determinó que el camino que había que seguir era primero curar el mal de la edad
y luego el mal de riñones.
Y así se
hizo, y de manera que, tal como las cosas ocurrieron, la curación no pudo ser
más rápida y perfecta.
Porque, como toda Colombia hoy bien lo sabe, don José Antonio Chíquiza salió de aquella EPS como el “sistema”, y no la medicina, decidió que debía salir: con los riñones fallando, pero, eso sí, bien curado de la edad…y sin vida.
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